¿Os ha pasado alguna vez, que caminando o haciendo un gesto que no tiene ningún significado, habéis respirado fuerte y el olor que percibisteis os ha recordado a algo, a alguien, o algún momento? Porque a mi me pasa constantemente.
Es como si fuera una máquina que colecciona sensaciones, que custodia un almacén en algún lugar remoto de mi propio yo, del que no soy consciente.
Una palabra, una mirada, un olor, y una chispa estalla, un pequeño cortocircuito que transporta mi alma al mismo instante en que tuve esa primera sensación, descubrirlo resulta incoherente, enseñarlo imposible.
Hay sensaciones que están grabadas en mí como si fuera un animal al que han sellado con fuego y estas permanecen escondidas en aquel almacén hasta que llega el momento. Son tan reales, que no tengo palabras, son tan reales, que da igual lo que haya pasado por medio, todo se remonta a un segundo plano mientras vuelvo a revivir todo desde el principio.
El sol de la mañana, la hierbabuena, caminar solitaria y oír la campanada de una iglesia, observar los rayos de luz que atraviesan la copa de los arboles cuando estoy tumbada, la lluvia en la ventana, llorar hasta dormir, la pesada carga que te impide levantarte de la cama, el sueño que no esperabas y te mantiene ensimismada durante un día entero, las amapolas, cerrar los ojos hasta solo oír el mar, los pasos marcados de alguien que te hizo daño y que alguien vuelve a pisar.
Son demasiadas las que llevo en mi espalda, me pesan, como una alucinación real de mi misma, pero con más años en mi piel, como si en mi rostro se dibujaran arrugas que actúan en un teatro, interpretando lo que me ha ido sucediendo, año tras año, día tras día. Me siento agotada, como si llevara librando una batalla desde el principio, como si me hubieran dado un golpe maestro y estuviera en suelo decidiendo si levantarme para recibir otro, o para rendirme.
Desgraciadamente, soy solo eso, un cúmulo de sensaciones atrapadas en una botella cerrada, que un día revienta, y otro vuelvo a ser guardada bajo un corcho. Lo que he vivido, lo que he soñado, lo que he ganado y lo que he perdido, aquello que conseguí, y aquello a lo que renuncié fluye por mis venas como mi propia sangre, no puedo deshacerme de ello, no soy su ama ni propietaria, no controlo ninguna puerta de ese almacén invisible, pues solo soy la esclava que trabaja para el.
Así pues, tened compasión de los dominios de mis sensaciones, y de la poca cordura que esto conlleva. Recordad lo escrito no como una excusa, si no como una confesión, pues nadie mas que yo desearía no ser un títere de ellas y sin embargo camino día tras día, bajo unos impulsos que me manejan a su antojo.
Varias cosillas nena ;).
ResponderEliminarEl cambio de look, a mi personalmente me gusta, pero me gustaba mas el otro. No se, sera cosa de acostumbrarse.
El inicio de la pagina ... genial ya te lo dije al leerlo por el otro lado.
Y esto que has escrito. Por lo menos a mi si me ha pasado. Al pasar por ciertos sitios u oler ciertos aromas, me recuerdan a ciertas personas.
Un beso muy fuerte y siento no poner mas. Estoy cansado. Ya mañana t pondre algo mas.
Toledo ;)
nena...me gusta la nueva portada....si si, la verdad es que me transmites tantas cosas bonitas al leerte...tu manera de expresarte, de escribir....estás llena de encanto Rebe....un besito compañera de baile...
ResponderEliminarGracias corazón me alegra que te pares siempre a leerme y comentes todo aquello que escribo, la verdad que anima muchisimo.
ResponderEliminarUn besazo mi bailadora
Te copio un poquito para otro artículo en mi blog y para poner algo en Twitter.... ya sabes que soy así de rarito.
ResponderEliminarCada vez que publicas algo me sorprendes.... y ya van muchas sorpresas. ¡Gracias!
Muchas gracias Adri, es todo un placer
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