Mentes Desordenadas

Abrid la puerta y pasad. Estáis en un lugar donde podéis expresaros de una forma diferente. No hace falta que cobre lógica o tenga sentido, mis pensamientos se contradicen entre ellos librando constante batallas. Si deseas sentir, leer algo que no este carcomido por el interés o simplemente escuchar, da un paso y deja de razonarlo todo. Te invito a mi mundo desordenado, donde encontrarás pensamientos que perdiste bajo la cama de tu mente, sueños escondidos entre las páginas de algún libro y el impulso de una boca entreabierta, que aún no encontró su palabra. Bienvenido.

jueves, 5 de agosto de 2010

Vida


Quiero libraros de las sentencias, de las miradas con recelo, de un olfato atrofiado que solo nos lleva hasta el asfalto, quiero enseñaros lo único que sé, porque a mis veinti largos años si hay algo que me llena es que apenas he aprendido nada de esta vida. Nos quedan muchos tropiezos, muchas rodillas rasgadas, muchos codos ásperos de apoyarnos para llorar, y lo más bonito de todo, muchas manos extendidas que nos ayudarán a levantarnos.
Apartaos de la rutina para deteneros, yo siempre utilizo estas palabras, parar, detenerse, observar, apartar las horas que nos empujan para ir cada vez más deprisa, y abrazar a aquellas que se hacen eternas, dejar pasar el tiempo, que corra pos vuestro cuerpo, agachar bien la cabeza para que el aire os azote en la nuca, como una caricia, como un suspiro detrás de nosotros.
Levantad los brazos, dejar que la brisa os arrope, disfrutad del momento, disfrutad de la vida, no necesitáis de lujos, es algo más que eso, aquello que describo no se palpa, no se toca, no se compra ni se vende, de lo que yo hablo solo siente.
Tumbaros al sol, rodar por el suelo, sentiros vivos, chapotear en los charcos, alzar la cabeza en la lluvia, andar descalzos, dejaros empujar por el viento, saltar, abrazar, besar, inventad figuras con las nubes, bailar aunque no sepáis como hacerlo, soñar con aquello que otros ven como imposible y sobre todo reíros, porque estos momentos son los que se llaman vida.
Observar desde el mar hasta el horizonte, desde vosotros mismos hasta aquello que imagináis, sentirlo de tal manera, que las lágrimas que a veces entristecen, llamen a nuestra puerta con una sonrisa.