Mentes Desordenadas

Abrid la puerta y pasad. Estáis en un lugar donde podéis expresaros de una forma diferente. No hace falta que cobre lógica o tenga sentido, mis pensamientos se contradicen entre ellos librando constante batallas. Si deseas sentir, leer algo que no este carcomido por el interés o simplemente escuchar, da un paso y deja de razonarlo todo. Te invito a mi mundo desordenado, donde encontrarás pensamientos que perdiste bajo la cama de tu mente, sueños escondidos entre las páginas de algún libro y el impulso de una boca entreabierta, que aún no encontró su palabra. Bienvenido.

miércoles, 21 de octubre de 2015

De los que escribimos a escondidas

De los que escribimos a escondidas, en medio de una soledad absoluta en que la mirada se pierde en algún punto absurdo, se pueden decir muchas cosas.
Que tenemos el don de hacer de la empatía un hecho, compartiremos contigo cada lágrima de felicidad, por algún sueño cumplido, una ilusión venidera, o alguna carcajada sincera en cualquier tarde de domingo.
Y en contrapuesto, a los que escribimos en secreto, nos acompaña una ráfaga de aire, que se presenta en cualquier momento, ya sea mañana o a tarde, y que sin llamar a la puerta te acompaña en los pensamientos más ineficaces, la dulce y amarga visita, brisa melancolía.
De los que escribimos a escondidas puedo relatar muchas cosas, pero no contarlas, pues casi siempre nos expresamos mejor bajo la tinta que bajo las labios, como si susurramos secretos a voces, que quedan impregnados en un papel hasta el infinito, y que jamás se borraran, como se borran hoy en día, las palabras vacías que salen de cada boca olvidada.
De los que escribimos a escondidas, se puede esperar muchas cosas y no obtener absolutamente nada, pues no actuamos bajo mandatos, ni peticiones, solo nos guía el impulso, un empuje repentino, un corazón que se expresa en libertad.
Nunca es seguro que nos reconozcas, que sepas quienes somos,  o donde estamos, pero si es seguro que nosotros estaremos observando, a ese punto absurdo, llamado mundo, para soltar tras un lápiz cualquier sentimiento que te apriete desde dentro, fuerte o frágil, amargo o sincero, rápido como los momentos, lento como los sueños.

De los que escribimos siempre a escondidas, se pueden decir muchas cosas, pero mejor perpetuar el misterio, de las palabras fugaces buscando su alma gemela, en cada rima prendida, en cada verso despierto.