Mentes Desordenadas

Abrid la puerta y pasad. Estáis en un lugar donde podéis expresaros de una forma diferente. No hace falta que cobre lógica o tenga sentido, mis pensamientos se contradicen entre ellos librando constante batallas. Si deseas sentir, leer algo que no este carcomido por el interés o simplemente escuchar, da un paso y deja de razonarlo todo. Te invito a mi mundo desordenado, donde encontrarás pensamientos que perdiste bajo la cama de tu mente, sueños escondidos entre las páginas de algún libro y el impulso de una boca entreabierta, que aún no encontró su palabra. Bienvenido.

martes, 29 de marzo de 2011

Avanzar. ``El Desorden Hecho Poesía´´

Mírame a los ojos una vez,

que se siente antes de rendirse.

Mira tus pies enterrados,

mira ese sol congelado que

nos alumbra hasta consumirse.


Dejemos de ser hipócritas,

de vender falsas caretas,

facetas de cuentos e historias,

que sin querer acabamos contando.


Salvamos a la humanidad matando,

siempre hay culpables, hay excusas,

para agarrar un arma y empuñarlo.


Yo sigo levantándome cada mañana

con ganas de cumplir un sueño,

donde nadie sale herido,

donde no mandan la venganza, ni el dinero.


Avanzar, desenterrar vuestros pies,

observar desde los ojos de un niño,

que un beso sea vuestro arma,

y que el amor sea vuestro poder.


Avanzar, aunque no veáis el camino.

Aunque hayáis perdido la fe.



lunes, 21 de marzo de 2011

Carta Tres.


Me roza el aire en la espalda y un suspiro me gime al oído recordándome que estoy viva, pues solo si cierro los ojos con fuerza puedo sentirlo a veces. Olvidando una herida de la que ni siquiera soy consciente, no sé cuando debo apoderarme de la templanza, para disfrazarme de una piedra cualquiera encontrada en un camino, o mostrarme como la hierba perdida, que la gente pisa con unos pies descalzos que esconden herraduras.
No puedo salvo escribir aquello que no entiendo, algo que me pertenece y que nadie ha visto en la vida, algo que no puedo enseñar al mundo porque es demasiado catatónico. Ni siendo el mayor matemático comprendería esta fórmula, ni siendo la mente más abierta de un filósofo encontraría un pensamiento que le iguale. No sé si existe fe capaz de curar con alcohol una herida tan profunda.
Así, de rodillas ante un árbol arraigado en un desierto, no encuentro palabras, ni excusas, pierdo lo único de lo que me creo capaz y mis raíces se confunden con el suelo formando un laberinto que no tiene salida. Sé que no lo entendéis, y desgraciadamente lo comprendo. El mundo que nos rodea se ha vuelto absurdo, lleno de etiquetas y símbolos que deben representar cualquier idea o sentimiento. Por eso, ante una mente tan caótica, y unos sentimientos tan desordenados, donde no existe símbolo alguno que me identifique, pierdo la poca empatía que me queda al mundo real, donde se me ha intentado adaptarme, y paso a ser un caso aislado, de los que acaban siendo mentes absurdas en habitaciones acolchonadas.
Siento no tener en mi corazón un baúl que esconda todo lo que debo saber, una llave maestra que me otorgue de las respuestas que necesito, aquella que me grite a lo lejos que sigo siendo la misma persona, que me haga sentir viva, sin cerrar los ojos, sin que el aire me azote la espalda. Hay veces que solo llorando encuentro aquello que no quiero encontrar, que solo cuando alguien empuja, reacciono, solo cuando abren una herida que lleva mal cosida demasiado tiempo. Envenene mi alma para mantenerla en letargo, alejada de pócimas que prometen sueños, de arenas que crean espejismos, de lo absurdo que emerge de una ilusión, que no tiene sentido.
Pues llevo en mi espalda una carga que dobla mi endereza, unas alas de hierro que recorren mis espinada dorsal. Cerradas parecen mi armadura, que evitan heridas y asperezas. Escondidas, esperan a que el viento deje de azotar, que se disfrace de brisa y eleve mis pies, que se desplieguen como ventanas a la hora del rocío, que me permitan volar cuando pierda el equilibrio.

martes, 15 de marzo de 2011

Sin titulo

Mas allá de las luces de neon
de los papeles perdidos en mi mesa,
de los cajones vacíos,
del escritorio obsoleto
del decorado en mi cabeza,
estas tú.

No me despojes de lo que no tengo,
pues al no tenerte me emborracho,
me alimento de la fantasía y la duda,
de la imaginación en tu cama,
de tus ojos a oscuras.

No corras la cortina de tu risa,
porque es la seda que resbala
sobre mi tacto rugoso y agrietado.

Es el néctar que aclara mi garganta
que chilla ante un dolor infinito,
ante un camino indeciso,
un amor que permanece en letargo.