Adele

Hará ya los tres o cuatro años, cuando una vez por casualidad me quedé con un sonido grabado en la cabeza procedente de un anuncio de televisión. Aunque no siempre los grupos que van detrás de ciertos anuncios satisfacen mi ansia musical, no fue el caso de Adele.
Era una canción alegre, y movida que poco tenia que ver con el referente que me iba a encontrar al escuchar su disco.
Indagué como siempre, y leí lo que pude acerca de una muchacha joven, de 19 años, que había compuesto canciones para y por su ex, con una voz portentosa que dió a conocer en una presentación de su colegio.
Su primer disco me fascinó, no recuerdo con exactitud las veces que lo escuché y repetí, en esas tardes o días raros que se nos antojan a todos, con sus canciones melancólicas, con unas sintonías que te embriagan sin querer, y una voz digna de admiración.
Ahora en su segundo disco, donde a parte de su estigma de soul, jazz y blues, incorpora algo de country, Adele ya es conocida, y promocionada por esas franquicias musicales españolas en las que si no apareces, es que no eres importante, y si, digo esto con cierta indirecta, porque creo que su primer disco se hubiera merecido ya una importante aparición en vuestras listas.

Escuchádla, porque merece la pena, porque estoy segura de que habrá mas de una canción que os hará emocionaros, porque no os decepcionará, porque la voz que tiene esta muchacha, es indescriptible.

Aquí os dejo tres canciones, la del anuncio de televisión, mi favorita de su primer disco, y otra delicatessen que no paro de escuchar del segundo.
Un saludo!!

Otoño

Huele a otoño,
en las calles que se pierden en Septiembre,
en los rincones que van creando melodías,
como si fueran el preludio de una ópera.

Huele a almendras,
la sensación de rozarme con tus manos,
mientras espero que este momento se congele,
el verano se deshace de sus hojas.

Es naranjo claro,
el que se apodera de los parques y los bancos,
de atardeceres de un equinoccio exuberante,
deja paso a una estación llena de sastres.

Huelen a lumbre,
los recuerdos que se apoderan de nosotros,
a castañas que en el fuego se consumen,
a la lluvia cuando empapa nuestros rostros.

Anuncia el frio,
proclama los días cortos y las noches largas,
las tardes de sueños que se tornan melancólicos,
las mañanas de abrazos escondidos entre mantas.

Llama a la puerta,
agudiza los pieles sensibles al tacto,
a las ganas de mirar por la ventana,
mientras la tormenta nos alumbra en el tejado

Llega el Otoño,
llegan los suspiros hechos vapor,
las ideas de un nuevo comienzo,
llegan los labios que buscan calor.