Mentes Desordenadas

Abrid la puerta y pasad. Estáis en un lugar donde podéis expresaros de una forma diferente. No hace falta que cobre lógica o tenga sentido, mis pensamientos se contradicen entre ellos librando constante batallas. Si deseas sentir, leer algo que no este carcomido por el interés o simplemente escuchar, da un paso y deja de razonarlo todo. Te invito a mi mundo desordenado, donde encontrarás pensamientos que perdiste bajo la cama de tu mente, sueños escondidos entre las páginas de algún libro y el impulso de una boca entreabierta, que aún no encontró su palabra. Bienvenido.

lunes, 13 de junio de 2011

Carta Dos



No puedes pedirme que cambie, si lo único que he aprendido es que soy imposible.
No domestiques mi carácter, pues si dejo de soñar despierta mientras miro al horizonte, de tener mañanas tristes para reírme al acostarme, de romper borradores de palabras muertas, por no estremecer a nadie, dejaría de ser yo.
No me despojes de mi única droga, de una búsqueda infinita de canciones, de la burbuja que me mantiene dispersa, mientras el mundo se peleas sin razones. Recuerda que sin música no hay vida, no olvides que sin ella, no soy nadie.
No intentes calmar mi corazón inestable, equilibrar esta mente distraída, que pasea vagabunda entre calle y calle, recogiendo lo que tacháis de basura, para convertirlo en arte. Recuerda que de historias vivimos todos, aunque tu las encierres bajo llave.
Quieres apaciguar los titanes de mi alma, terminar con mis dudas insaciables, llenas de esquemas perpetuos y de notas aisladas. Sofocar las llamas de un incendio necesario. Mientras yo avivo un fuego de ideales, tus cenizas ahogan la esperanza.
No soy yo, si no escribo por instinto, no soy yo si no derramo estas lágrimas.
Si renuncio a mis a principios, a tener fe en las personas y creer en lo que no veo, si no derribo los muros de la hipocresía y mi sinceridad dejara de ser transparente, seria mi boca quien no te haría daño, y mi corazón el que por dentro miente.
Si destruyes la catedral de mi moral, bajo el escombro de mis cimientos, solo quedan los delirios de un fantasma, que reza por no estar muerto.
Tan solo soy la simplicidad de una palabra y la dificultad de un verso.