Mentes Desordenadas

Abrid la puerta y pasad. Estáis en un lugar donde podéis expresaros de una forma diferente. No hace falta que cobre lógica o tenga sentido, mis pensamientos se contradicen entre ellos librando constante batallas. Si deseas sentir, leer algo que no este carcomido por el interés o simplemente escuchar, da un paso y deja de razonarlo todo. Te invito a mi mundo desordenado, donde encontrarás pensamientos que perdiste bajo la cama de tu mente, sueños escondidos entre las páginas de algún libro y el impulso de una boca entreabierta, que aún no encontró su palabra. Bienvenido.

miércoles, 25 de abril de 2012

Carta Seis



Cierra los ojos, me gritas, mientras saltamos por los tejados, y yo nunca te he confesado mi miedo a las alturas.


Corres como un loco persiguiendo cada gota de lluvia, mientras las losetas se humedecen, pero tú no entiendes dudas, ni pereces en las caídas.

Y yo, dos metros tras de ti, te sigo como si fueras una doctrina, hundiendo mis pies en el fango, me impulso en los bordes para coger carrerilla.

El alcantarillado bombea agua a una velocidad descontrolada, como una boca hambrienta de pasión y de aventuras, como un monzón inesperado que arrasa cada voz indecisa.

Y me apodera el pánico, apunto de estallar de mi garganta un grito de socorro, me quedo afónica e incrédula, y con los mismos ojos de un animal desvalido, luchando por superar esos dos metros que nos separan, me agarro a tu espalda y te confieso.

``Mis sandalias escogidas resbalan más que tus locuras, yo si tengo miedo´´, y agacho la cabeza por vergüenza, escondiendo la rojez de mis mejillas, que ejercen más luz que cualquier relámpago que se pose sobre nosotros.

Si tuviera tu decisión, no habría ladrillo empapado que no aguantara mi peso, no habría fachada de arcilla imposible de escalar, ni quedarían callejuelas inundadas que recorrer con mis pies al desnudo, pero yo si albergo ideas sin salidas, angustias que a veces me visitan, llamando a la puerta por sorpresa.

Adviertes en mis ojos una verdad contradictoria, un puedo pero no quiero, un quiero pero soy estatua, un instinto en estado de coma, drogado por analgésicos, que me he administrado de forma sistemática, a veces siguiendo criterios y otras sin razón aparente, ni causa.

Corta el goteo de esta entusiasta sonámbula y devuélveme a la realidad de los sueños. No necesito zapatos, ni arnés, tan solo echo de menos mis alas.