Amiga

Después de hablar contigo, de tu último reflejo, me condena la rabia de no poder hacer nada para calmarte.
Te veo con las lágrimas caídas, paralelas unas a otras, registrando una angustia en la que no se como ayudar. Se que hay veces que te sientes vacía, que dibujas sonrisas en tu rostro para intentar sembrarte a ti misma de fuerza, y que a veces te es imposible.
Se acercan recuerdos que ya creías olvidados, y por mucho que intentas batallar contra ellos, al final se apoderan colocando una bandera que no quieres llevar. Se que te sientes perdida, que deseas que llegue algo y lo cambie todo por completo, algo que no sabes si podría ocurrir, porque siempre te forzaste en pensar que solo uno mismo cambia las cosas.
Solo quieres llorar sin que nadie se de cuenta, pero yo estoy aquí, y te veo. Temes haber creado un estado eufórico permanente, con altas dosis de mentes en blanco, para poder sobrevivir, un estado en el que has vivido meses, y que ahora llega a su fin. Ahora te sientes perdida.
No se si debo dejarte llorar hasta que tu cuerpo acabe tan cansado como para dormirse, esperando que se presente otro día, o si debería evitar cada lágrima que amenaza con derribarse, pero y si lo evito, como puedo calmarte, como puedo conseguir que vacíes cada parte de ti que se siente desalmada, que palabras debo utilizar para convencerte de que establezcas de nuevo una sonrisa. Ojala lo supiera, querida amiga.
Me gustaría poder abrazarte fuerte y decirte, no llores, porque algo bueno va a pasar, no llores porque has ganado la batalla, y falta poco para que la vida te de el regalo que tanto te has ganado, pero no quiero hacerte ilusiones, sigues siendo una niña embotellada en una mujer y no quiero romper en pedazos ninguna de tus fantasías.
Nunca debes olvidar, nunca pienses que se te acaban los recursos para ofrecer al mundo, a la humanidad, porque cada día que tu pie posa el suelo, se que tienes un sueño nuevo que regalar, no mereces olvidarlo, no dejes que nadie te haga pensar que no tienes nada que ofrecer, porque solo en ese instante habremos perdido esta batalla.
Atorada mi cabeza, que se queda sin recursos, sin palabras que te puedan acariciar, que te azoten con una brisa de esperanza, y la fuerza suficiente para no volverte a derrumbar.
Atrofiados están mis sentimientos, que se quedan sin aliento para poder soplarte de alegría, perdóname amiga, perdóname, porque no se como levantarte.