
la ventana alumbra la habitación,
caigo en la cuenta, de que somos dos.
Mis párpados vislumbran tu mirada
nuestros labios frente a frente
buscan un sonido diferente a la palabra.
Me incorporo en este oscuro silencio
esquivando tu sombra, para no molestar.
Si apenas nos quedan recuerdos,
es que algo deberá de cambiar.
Y aunque parezca que la luna
esta menguando,
que se nos acaba la noche,
una estrella emerge
para postrarse perenne,
mientras huyo hacia a tus brazos.
He buscado el consuelo, el alivio,
el motivo que me indujo
a involucrarte en mi destino.
Me perdí en mi universo,
analizando momentos,
esperas, silencios, maneras
de encerrarte entre mis huesos.
Es el momento ideal,
para que me des la respuesta.
Ya no puedo hacer más
que provocar esta guerra.
Que estallar de extraños celos,
de gritos, retratos de un cuadro,
donde eras distinto.
Besarte y acallar cualquier tipo
de espera, romper el cristal,
reflejar que tenemos conciencia.
Aferrarme a tu espalda, susurrarte
al oído, que esta luna no mengua.