Si anduvieras descalzo, y en el camino chocaras con una brisa penetrante, con un novedoso perfume hasta hora desconocido, soy yo, pues llevo años a cuesta, en esta piel erizada, buscando el olor penetrante, que sea capaz de provocar el estallido.
Soy yo, quien he desechado orquídeas y rosas por encontrar el anexo perfecto, quien se fascina ante lo silvestre, perdida entre helechos oscuros y olivos gigantes, me rindo ante lo sencillo, pues solo entre dulces girasoles y saladas amapolas, mi intuición recobra el sentido.
Y aquí me tienes, buscando fragancias como busco palabras, borrando mentiras, acomodando verdades, usando metáforas para cifrar moralejas, curando heridas para sentirme amable.
Y mezclo olores como pensamientos, transportando mi mente a un estado eufórico, a un momento triste, a una situación paranormal que llene de empatía lo que añoro, lo que sueño, lo que ilusiona al ser humano, aquella simbiosis perfecta que nos revuelva las entrañas, que nos despierte del letargo.
Y he aprendido a dar baños de espuma a mi imaginación, a impedir que termine agotada entre la realidad y la desesperanza, a suavizarla con aceites esenciales, para que se amolde y nos hidrate, para que nos refresque la razón.
Así que si anduvieras descalzo, y en el camino la brisa te abrazará , respira profundo, pues soy yo, que susurro despacio para no asustar, que de tu imagen cree un sabor, y de tu caricia una palabra, y por cada segundo que cierro los ojos, he creado un perfume, que nos calme el escozor y que sacie nuestro alma.
Soy yo, quien he desechado orquídeas y rosas por encontrar el anexo perfecto, quien se fascina ante lo silvestre, perdida entre helechos oscuros y olivos gigantes, me rindo ante lo sencillo, pues solo entre dulces girasoles y saladas amapolas, mi intuición recobra el sentido.
Y aquí me tienes, buscando fragancias como busco palabras, borrando mentiras, acomodando verdades, usando metáforas para cifrar moralejas, curando heridas para sentirme amable.
Y mezclo olores como pensamientos, transportando mi mente a un estado eufórico, a un momento triste, a una situación paranormal que llene de empatía lo que añoro, lo que sueño, lo que ilusiona al ser humano, aquella simbiosis perfecta que nos revuelva las entrañas, que nos despierte del letargo.
Y he aprendido a dar baños de espuma a mi imaginación, a impedir que termine agotada entre la realidad y la desesperanza, a suavizarla con aceites esenciales, para que se amolde y nos hidrate, para que nos refresque la razón.
Así que si anduvieras descalzo, y en el camino la brisa te abrazará , respira profundo, pues soy yo, que susurro despacio para no asustar, que de tu imagen cree un sabor, y de tu caricia una palabra, y por cada segundo que cierro los ojos, he creado un perfume, que nos calme el escozor y que sacie nuestro alma.
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