
sin querer,
hay un hueco en las gargantas,
es el pánico a decirte
que me encantas.
Un murmullo se convierte
en espiral,
sobran espacios en el silencio,
no encuentro la palabra
ni el reflejo.
Caminas despacio a escondidas,
entre gestos despiertos,
que analizo tras un roto cristal.
Huye el vaho de cada silaba
entonada,
noto un sueño helado en la espalda,
que recorre cada piel
de mis entrañas.
Que espera atento
el momento ecuánime para estallar.
Cabalgas entre caballos que lucen collar,
entre arañas que no saben tejer,
entre fuegos imbatibles, que estoy
dispuesta a sofocar o encender.
Se entrelazan las sonrisas
sin querer,
hay un brillo en mi mirada,
es el pánico a decirte
que me encantas.